La situación geográfica hizo de Cuenca durante la Guerra Civil Española, una ubicación estratégica en las comunicaciones entre el centro de España y el Levante, por lo tanto, siempre estaba en el punto de mira de los ataques aéreos, forzando así a los responsables de Defensa Pasiva de la Cuenca republicana a diseñar un sistema de túneles subterráneos en la que cada uno de los ciudadanos estuvieran a salvo de las bombas aéreas.

Durante los años que duró la Guerra Civil, se activaba una alarma que se escuchaba en toda la ciudad, anunciando la proximidad de algún avión. En su mayoría la alarma sonaba durante la noche, haciendo que las familias conquenses abandonaran sus hogares para buscar refugio hasta el amanecer. La mayoría de los aviones que pasaban era en misión de reconocimiento, aunque sí que hubo alrededor de media docena de bombardeos.